Hasta ahora, hablar de nanotecnología o de algún "nanoavance", por así decirlo, resulta algo asombroso, maravilloso, algo que antes ni siquiera se tenía pensado llegar a lograr. Creer en la creación de algo que se puede ver a diario pero a una escala diminuta, no es fácil de creer. Por ahora todo es "color de rosa", pero estamos equivocados.
Como cualquier innovación en sus inicios, siempre llega a maravillar a la humanidad espectadora, sin pensar en ningún momento en las repercusiones negativas a las que se podrían llegar gracias a dicha innovación y este es el caso. Alguna vez se han puesto a pensar ¿Cambiarían las propiedades de los elementos al modificar su escala?¿En que grado llegarían a cambiar?¿Estos cambios serían más malos que buenos?
Pues siento arruinar su cuento de hadas estimados lectores, pero sí. Los avances en la nanotecnología también tienen su lado obscuro. Estos cambios en la materia como pueden ser su conductividad eléctrica, resistencia, color, entre otras, a escala nanométrica, se conocen como estado cuántico. Por ejemplo el oro a simple vista se ve amarillo mientras que sus nanopartículas son rojas, o el dióxido de titanio que se utiliza como protector solar en la actualidad, es blanco pero a nanoescala es transparente.
Son algunos ejemplos pero que nos hacen tener una diferente perspectiva de las distintas posibilidades que pueden llegar a ocurrir gracias al estudio y desarrollo de esta ciencia por lo que la exploración de este campo debe realizarse como mucha cautela, por no decir miedo.
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